Por: Samuel Mora
El psicoanálisis es una de las tantas teorías que han intentado conceptualizar al autismo, cuáles son sus causas, así como sus características y los posibles tratamientos. El cuerpo es una pieza clave en el rompecabezas que nos presenta una subjetividad tan compleja y variable como el autismo, pero donde podemos observar está en juego un déficit de la palabra. Así las distintas concepciones psicoanalíticas han debatido la existencia o no de un cuerpo en el autismo y cómo esto determina los tipos de intervención.

En este breve texto trataremos la idea de si hay o no un cuerpo en el autismo y la importancia de ubicar los modos de producción subjetiva que dan cuenta de la particular relación del autista con su cuerpo, eje necesario a la hora de determinar la dirección de una posible cura a este relativamente nuevo padecimiento.
Tratar de dilucidar que es el autismo es realmente una tarea difícil puesto que esta complejidad radica en la imposibilidad de un niño de subjetivarse. Lo cual significa que un niño pueda reconocer su propio nombre, pueda reconocer su propio cuerpo, pueda reconocer al otro, que este niño logre integrarse en su linaje familiar, que logre integrarse e intercambiar, pero todo esto dentro de una perturbación tan grave no existe. Y es aquí donde surge para el psicoanálisis la pregunta por las posibilidades de encontrar la forma de subjetivar a estos niños.
Freud realiza un esfuerzo por representar que el cuerpo es libidinal, una constante manifestación de nuestras pulsiones no domesticadas; haciéndonos pensar en el cuerpo como un ente pulsional, perspectiva que se amplía cuando Lacan hace de la pulsión un movimiento de llamada a algo en el Otro, pero en relación al autista este no accede al Otro en la trayectoria de la pulsión.
Si observamos a un recién nacido siendo alimentado por su madre podemos dar cuenta de cómo hay un constante intercambio, pues este niño no solo está alimentándose, sino que está oliendo, tocando, sintiendo una calidez, los limites de su cuerpo con el de la madre; está mirando y esa mirada busca el encuentro con la mirada de la madre.
Pero en el autismo la mirada de este niño no encuentra los ojos de la madre por lo cual en dicho intercambio libidinal algo sucede que hay un desencuentro, podemos ver un desencuentro libidinal entre el bebé y la madre. Y en todos los casos podemos ver que esta fórmula casi matemática se repite.
Si no hay dicho encuentro, si no hubo una madre que se comunicó con su hijo no se produce la satisfacción de la vivencia, por lo tanto, no se podrá desarrollar su aparato psíquico, entonces nos encontramos frente a un niño que carga con las huellas de su aparato sensorial, pero sin la posibilidad de ser interpretadas, que no fueron traducidas para él por medio de las palabras de su madre.
Es en esta falta de acceso a la palabra, en este cortocircuito, que para el niño es imposible permitir la entrada de la palabra del otro, por lo tanto, eso que viene del otro se rechaza. Este traumatismo del lenguaje afecta al niño autista dejándolo sin cuerpo y sin imagen ya que no puede haber una constitución subjetiva en un lenguaje sin otro.
Pero el problema de no poder hablar entonces aquí no deviene de no tener un aparato neuro-orgánico, sino que el problema que el psicoanálisis se plante aquí es la imposibilidad del niño de decir, esto a raíz de no haber podido apropiar las palabras de la madre ya que el niño no ha quedado alojado en un deseo y esto no es posible ya que en algún momento estos niños se han desconectado.
Y esto lo manifiestan con el cuerpo, lo que uno ve son movimientos estereotipados, fijos, manierismos, pueden ser con la boca, con la mano o fijar trayectos caminando; al quedar fuera del acceso al deseo, fuera del campo de la palabra estos niños se ciñen a su cuerpo. La constitución del cuerpo y la relación sujeto cuerpo se ve impactada directamente, como por ejemplo con la falta de dolor ya que este es una posición subjetiva que se da en la relación de sujeto con su propio cuerpo así podemos ver una sorpréndete resistencia al dolor o la imposibilidad de subjetivar que algo duele.
Pero ¿qué pasa en estos niños que su cuerpo busca envolverse sobre sí mismos? Estas manifestaciones operan como un rechazo al campo del otro, pero si su cuerpo no puede dejar de encerrarlo sobre sí mismo, no tendrá modo de alcanzar el campo de las palabras, no habrá manera de conectar con la mirada del otro, y lo mismo encontramos en aquellos que cuentan hacia el infinito, lo que ubicamos desde el campo del psicoanálisis es que ambas manifestaciones, entre muchas otras, son posiciones de defensa.
Estos modos de defensa son la vía a la inmutabilidad del mundo, no está abierto a sorpresas ni a cambios, no se dispone a enunciar nada nuevo. El autista no cuenta con la posibilidad de una significación que le muestre el mundo por lo tanto busca estas rígidas formas de representarlo, pero estas tristemente solo son soluciones fallidas, son retornos de pulsiones primarias sobre un borde lo cual permite al niño la construcción de una coraza como protección frente a un otro amenazante.
La hipótesis central de Maleval es la del rechazo del autista del goce asociado al objeto voz que determina las perturbaciones del lenguaje: No se trata aquí tanto de la sonoridad sino de la enunciación de su decir. «Nada angustia más al autista», dice Maleval, «que ceder su goce vocal alienándose al significante». Se protege entonces de la presencia angustiante de la voz a través de lo verboso o del mutismo, y evita la interlocución del Otro. Aun cuando hablen con fluidez, como en el caso de los autistas de alto nivel, se protegen del goce vocal a través de la falta de enunciación. De allí deriva la soledad del autista en cuanto a tomar una posición de enunciación, como así también la fijeza en su esfuerzo de mantener un orden estático frente a lo caótico de su mundo.
Pero entonces ¿Qué papel debe jugar el psicoanálisis con estos niños? La respuesta es sencilla, debemos buscar no que el niño hable sino que sepa decir; si podemos conseguir que diga con la palabra mejor, aunque no es la única forma de decir, pero debemos entender que son sujetos confrontados a un «terror sin nombre» un terror en relación a un encuentro que ha sido un mal encuentro y hay que generar condiciones para que esa defensa vaya cediendo a defensas que lo dejen mas fuera de ese mundo.
No se le debe imponer un modo de acceder al otro, se debe apuntar a la singularidad, así es posible prestar atención a las manifestaciones del significante solo en lo real, escuchando al sujeto sin objetivarlo, y aprender su lengua. Eric Laurent indica que para aplicar el psicoanálisis al autismo es necesario permitir al sujeto separarse de su estado de repliegue homeostático sobre el cuerpo encapsulado y pasar a un modo de subjetividad del orden de un «autismo a dos». Hay que volverse el nuevo partenaire del sujeto, por fuera de toda reciprocidad imaginaria y sin la función de interlocución simbólica, esto de modo tal que la palabra del analista pueda llegar a ser escuchada.
Los objetos son elementos esenciales para el tratamiento del autismo, son instrumentos para proteger al niño de la angustia, animan su cuerpo, le procuran satisfacción y finalmente les ayuda a establecer un vínculo con el otro. Cualquier cosa que este a su alcance les puede ayudar juguetes, objetos cotidianos, su propio cuerpo, el de los compañeros, son objetos suplementarios electivamente erotizados, que funcionan como un órgano que corresponde a su cuerpo y pueda producir su montaje. Cito: Laurent «De esta manera vemos como estos objetos suplementarios a los cuales se adosan logran una cierta estabilización, y les permite serenar su cuerpo, funcionando como un verdadero instrumento para moderar el retorno de goce y construirle un borde, un contorno a ese cuerpo» esta manera lúdica es posiblemente la más aproximada en la cual el niño puede representar su dimensión subjetiva y puede ser considerada como el núcleo central del trabajo psicoanalítico para respetar y trabajar con las particularidades del sujeto.
Bibliografía
- Laurent, E. La batalla del autismo: de la clínica a la política. Buenos Aires: Grama Ediciones. 2013.
- Maleval, Jean Claude, Escuchen a los autistas, 1er Edicion Ediciones Grama. Buenos Aires, 2012.
- Slatopolsky Gustavo, El Autismo, Perspectiva psicoanalítica. Ciclo de conferencias del departamento de psicoanálisis, UMSA. Argentina. 2014.
- Tendlarz, Silvia, Niños autistas. Noviembre de 2012.
- Tendlarz, Silvia, Usos del cuerpo en los autistas, 11 nov 2013.
- Tendlarz, Silvia Elena. ¿Qué es el autismo?, abril2013.