Dos poemas

Por Armando Correa

1

Hay voces que toman fuego, que beben sangre,

que caminan fuerte y vuelan solas

levantándose como el aire en el crepúsculo,

para caer en el anochecer sobre nuestros poros,

sobre nuestra piel, sobre nuestra lengua,

y recorren los caminos de la tierra,

de las venas; muchas veces

vagan eternamente sin rumbo ni fin;

inescuchadas no aterrizan en memoria ni en oído,

pues casi siempre no está nuestro cuerpo preparado

para ser destino de sus tonos y timbres acallados…

mas no extinguidos se levantan y se mueven por la madrugada,

toman nuestra eterna intimidad y la hacen suya,

la extimizan esperando en la mañana

 un nuevo acontecer… pero el hueso de la historia

y del rostro no se rompe fácilmente,

acera no el presente, acera ya el futuro,

camina con pasos de gigante enfurecido y nos aplasta,

devora el pasado, nos circunda y decadece…

… pero hay voces…

 … pero existen voces…

… pero vuelan voces prometidas que respiran del futuro inaplacado

y se mueven cual animales indómitos

por todos los tiempos,

olfatean y decapitan gigantes

y roen el hueso de la historia buscando un viejo acontecer,

extimizan el rostro desnudando nuestra dura intimidad,

levantan aullidos que rompen memoria

y obligan a ver lo inescuchado,

retumbando las venas de la tierra,

y se mueven como lenguas de aire,

que, cuando se confunden el crepúsculo y el amanecer,

prenden fuegos que riegan sangre

sobre los poros de nuestra piel.

2

Semos de sangre,

en las manos las nubes

arrecian temidas tempestades,

sol de sol, luz de luz,

fuegos cruzados entremiran.

Nos bañamos en aguas de crueldad,

carne de mi carne

arremete floridas ansiedades,

cosquillean los pies al ver

sufrir al otro de mi otro envilecido,

demorendo anhelos, vitorendo suspiros,

a base de un placer que en dolor erige monumentos

y del grito hace su cántico feliz.

Demoliendo cuerpos tatuamos las formas

de una historia hecha a luz de sangre

y obscura agua tomamos que hace reventar la piel en otros.

En las venas historias circulan de roja tinta

que bañan el mundo,

dañan la vida y dan la muerte.

            Semos de letras aunque no sabamos escribir.