Fragmentos desde el diván

Por: Alejandro León

Más allá de cualquier zona prohibida hay un espejo para nuestra triste transparencia.

Alejandra Pizarnik

En cada sesión se escriben y dibujan historias por medio de la palabra, que hacen alusión a dolores, muertes, malestares, y hasta placeres, que marcan y tejen lo que cada sujeto fue, es y cree ser.

Ahora, más que nunca, las historias que se dicen en cada consulta, reflejan un antes y un después en la historia, no solo del sujeto que está en ese momento, sino de la sociedad en general, esto, por supuesto tiene que ver con la pandemia, que por cierto, dista aún de terminar. Algunos la llaman la «plandemia», porque supuestamente esconde intereses de índole políticos y farmacéuticos, sin embargo, esto no es lo que realmente nos importa a nosotros quienes nos dedicamos al psicoanálisis; lo que nos importa, es lo que le deja a los sujetos la experiencia que ha marcado un parteaguas en todos. Definitivamente, no hay alguien en este planeta que a estas alturas no nos diga de una historia que tenga que ver con el COVID, y precisamente los efectos de esto es lo que nos topamos día a día en la consulta, si no es que en la de nosotros mismos tendidos en el diván.

El silencio también es un vehículo del lenguaje. La ausencia de palabra cimbra en las sesiones para decir aquello que no se puede articular, pero que está desbordante de historia reciente; quiere hablar de la muerte, de la agonía y el sufrimiento de alguien, de muchos y de sí mismo. Algunos otros hablan de síntomas, de malestares que antes no experimentaban; síntomas anímicos que le cuestionan y hacen que se confronte con una realidad que se le presenta como una pesadilla. Situaciones transformadas en obsesiones, fobias sociales, angustias, terrores nocturnos, los tan nombrados «trastornos de ansiedad», etcétera. Hay quienes hacen mención de familiares que han caído en esquizofrenias u otros síntomas que tienen que ver con las psicosis. 

La sexualidad se ha puesto en juego en esta pandemia de muchas maneras también, en tanto síntomas devenidos por la misma. Miedos, eyaculaciones precoces, disfunción eréctil, enfermedades de transmisión sexual, entre otras. Lo cierto, es que cada sujeto hace síntoma de acuerdo a su propia historia y subjetividad; no obstante, no podemos dejar de sorprendernos por lo que se vislumbra en cada sesión en el discurso del analizante, de lo que llamaría la nueva realidad. Porque, ciertamente, todos podemos dar cuenta de una realidad personal y general de lo que fue antes de marzo de 2020, y lo que está siendo cada día que pasa dentro y fuera del consultorio. Definitivamente, en lo personal, mi escucha no es la misma.

La realidad es otra para todo sujeto, por tanto, la escucha tiene que ser necesariamente otra, o al menos desde otro ángulo. La pulsión de muerte en este tiempo ha tomado otra connotación, y no solo por la pandemia, sino por todo lo que se está viviendo en la actualidad; o tal vez, tendría que decir, desde lo que se está muriendo en la actualidad.

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